Hoy mi nieto cumple su primer año. No voy ha poder estar con él soplando la velita ni dándole un achuchón, ni comerlo a besos. La situación originada por el COVID19 nos lo impide, a pesar de vivir a escasos 500 metros. Esta obra que rezuma amor por todos los lados. El amor de su abuela Mar. (Con la colaboración y amor de su abuelo Nacho).
En estado de alerta, las telas (de confeccionar sábanas y algunos retales) , la máquina y mis manos cambian de
orientación hacia algo más práctico y necesario para compartir. La
barrera no es total, pero menos es nada y se pueden lavar con lejía o
agua caliente y reutilizar.
El modelo de abajo lleva un bolsillito interno entre las telas de la máscara con una ranura que permite insertar una barrera extra. En este caso hemos puesto papel de horno de cocina, que se retirará y cambiará tras cada uso y lavado posterior de la máscarilla.
Aprovechando unos caballetes de una mesa ya inutilizada que teníamos en el trastero y tras ver varios modelos por internet, hemos construido una mesa de acolchado que aún está por mejorar, poniendo unas sujecciones que permitan tensar un poco más.
Ya os contaré qué tal va la experiencia.
